Ucrania: vivir y sobrevivir
Una serie de tres artículos que explican cómo es la vida de la población desplazada en Ucrania. En esta primera parte se habla de las dificultades diarias de quienes han huido del frente; en la segunda, del trabajo de medicusmundi en Ucrania para salvar vidas y mejorar la situación de los desplazados; y, en la última, se analiza la situación de la mujer: son las principales víctimas, acarrean el peso de la organización social, pero están apartadas de la toma de decisiones sobre la guerra y las negociaciones de paz.
Las cifras oficiales hablan de que ha habido como mínimo 13.000 muertos y 31.000 heridos entre la población civil de Ucrania desde el inicio de la guerra; se teme que estas estimaciones se estén quedando cortas y que las víctimas reales sean muchas más.
El conflicto también está provocando un éxodo masivo: por un lado, cinco millones y medio de personas han salido del país, el 90% de las cuales son mujeres con sus niños y niñas; por otra parte, están los desplazados internos.
Hablamos de 3,7 millones de personas que han huido de las zonas de guerra y que se han asentado mayoritariamente en Kyiv y alrededores y en los oblasts (provincias) vecinos a las zonas del frente. En promedio, estas personas llevan más de dos años viviendo fuera de sus hogares.
Viviendas Irpin. Fotografía Iván Zahínos
Con sus casas destruidas, sin ingresos, y con frecuencia conviviendo con personas a las que la guerra les ha causado alguna discapacidad o trastorno mental, la vida de las personas desplazadas es una lucha en la que diariamente hay que procurarse alimento, refugio y energía, pues los bombardeos rusos han eliminado el 60% de la infraestructura eléctrica.
No sólo es la lucha por la subsistencia. La guerra desencadena nuevos problemas que complican aún más la situación de los desplazados internos, sobre todo de las mujeres. La violencia de género y las agresiones sexuales han aumentado alarmantemente, y las víctimas a menudo no saben adónde acudir para protegerse.
La atención médica es precaria; en particular, escasean los servicios de salud mental, precisamente cuando la guerra ha disparado este tipo de enfermedades.
Algo tan básico como demostrar tu propia identidad cuando tu documentación se ha perdido en la contienda, hace que sea un laberinto agobiante cualquier gestión, cualquier solicitud de ayuda social, o la mera reclamación de la propiedad de tu casa.
Viviendas Irpin. Fotografía Iván Zahínos.
La situación se agrava aún más si perteneces a colectivos estigmatizados: trabajadoras sexuales, pueblo gitano, personas trans, personas discapacitadas…
En busca de remedios que alivien estas dificultades, aumentan alarmantemente las conductas de riesgo: se accede a la economía ilegal, se entra en la prostitución; también se ha producido un aumento de los casos de suicidio y de consumo de alcohol, sobre todo entre la población desplazada.
Hace ya más de un año que medicusmundi está trabajando en Ucrania con el objetivo de promover los derechos sociales y de ayudar a paliar las catástrofes provocadas por la guerra, especialmente entre las poblaciones más vulnerables. En la siguiente entrega de esta serie detallaremos la labor que estamos llevando a cabo en Kyiv con la ayuda del Fons Català de Cooperació al Desenvolupament y del Ayuntamiento de Barcelona.
Luis Delgado
Medicus Mundi Medtierrània